07-196.46 Oíd y analizad mi parábola:
07-196.47 Acercabansé a una casa en busca de caridad una multitud de hambrientos, enfermos y desnudos. Los dueños de la casa la preparaban de continuo para dar de comer en su mesa a los caminantes. El hacendado, dueño y señor de aquellas tierras se acercaba para presidir el banquete. El tiempo transcurría y los menesterosos siempre encontraban en la casa sustento y abrigo.
07-196.48 Un día contempló aquel señor que el agua de la mesa era turbia, que los manjares no eran sanos y agradables y que los manteles estaban manchados; entonces llamando a los encargados de preparar la mesa les dijo: ¿Habéis mirado los lienzos y probado los manjares y bebido el agua? Sí señor, contestaron aquellos. Entonces, antes de dar de comer a estos hambrientos, haced comer a vuestros hijos y si ellos, encuentran buenas las viandas, dad a estos visitantes. Los hijos tomaron el pan, los frutos y cuanto había en la mesa y el sabor fue desagradable y hubo descontento y rebeldía en contra de aquellos y reclamaron con dureza. El hacendado dijo entonces a los que esperaban, venid bajo un árbol, que voy a ofreceros los frutos de mi huerto y los manjares gratos al paladar y a los encargados dijo así: Limpiad lo manchado, apartad el mal sabor de los labios de los que habéis engañado, desagraviadme, porque os he mandado recibir a todos los hambrientos y sedientos para ofrecerles los mejores manjares y el agua limpia y no habéis cumplido; vuestro trabajo no es agradable a mí.
07-196.49 El señor de aquellas tierras preparó el banquete, el pan fue substancioso, los frutos sanos y maduros, el agua fresca y confortante y entonces invitó a los que esperaban, mendigos, enfermos y leprosos y todos se alimentaron y su gozo fue grande. Pronto se vieron sanos y libres de males y decidieron quedarse en la hacienda. Empezaron a trabajar las tierras, se hicieron labradores, mas eran débiles y no supieron guiarse por los consejos de aquel señor. Mezclaron diferentes semillas y la cosecha degeneró. El trigo fue ahogado por la mala hierba, y cuando llegó el tiempo de la siega, se acercó el hacendado y les dijo: ¿Qué hacéis, si a vosotros sólo os encargué el cuidado de la casa para recibir a los visitantes? La siembra que habéis hecho no es buena, otros son los encargados de las tierras Id y limpiad los campos de cardos y de mala hierba y volved a guardar la casa; la fuente se ha secado, el pan no sustenta y los frutos son amargos. Haced con los caminantes, lo que Yo hice con vosotros, y cuando hayáis alimentado y sanado a los que se acercasen a vosotros, cuando hayáis hecho desaparecer el dolor de vuestros semejantes, Yo os haré descansar en mi mansión"